lunes, 30 de junio de 2008

Horacio Ferrer, el poeta del tango




Horacio Ferrer,
el poeta del tango
Juliana Correa

Lleva gafas oscuras, una boina de cuero negra y un pantalón a cuadros. Es asediado como una estrella de Hollywood, un séquito de hombres mayores y una joven como de 18 años hacen fila para pedirle un autógrafo, pero este no es el paseo de la fama, es la 45 en Manrique y el hombre de quien hablamos es Horacio Ferrer. Que viene siendo uno de los nombres más importantes en el tango actual, el que renovó la poética de este género y desde ya es inmortal gracias a las letras de canciones como Balada para un loco.Volvió después de 25 años a Medellín y la encontró muy bonita, cambiada, moderna. Se sorprendió al ver que en un barrio como Santo Domingo Savio, se haya construido "una biblioteca en lugar de un shopping". Para el poeta, esta será siempre una ciudad mitológica.Ayer, después de un sencillo homenaje a Carlos Gardel en la 45, Ferrer se declaró en estado de asombro. Al caminar unos pocos metros entre la estatua del Zorzal criollo y la Casa Gardeliana, al lado de su inseparable esposa Lulú, por un momento él supo que está caminando por una calle emblemática. Saludó a algunos transeúntes como si fueran viejos conocidos. En el fondo, eran viejos conocidos del tango. Dice que "la conmoción que provoca un tango no se puede explicar y que ser tanguero es un sortilegio de la vida". Ferrer nació en Montevideo en 1933. Desde pequeño componía canciones y escribía poemas. Comenzó la carrera de arquitectura, pero no terminó. La poética mágica del tango se impuso sobre la creación de espacios, porque él estaba destinado al oficio de las letras, uno que le dio las alas que necesitaba. "Los militantes de la bohemia tenemos una distancia con el dinero y pasión con la libertad". Sus primeras composiciones surgieron en los años 50. Sus letras fueron calificadas de surrealistas. Ferrer fue más allá con los versos y exploró un nuevo lenguaje. A finales de los años 50 escribió el libro El Tango. Su historia y evolución y compuso la ópera María de Buenos Aires, que se ha presentado en cerca de 150 ciudades del mundo. En los años 60 comenzó a escribir canciones dentro del género de balada. En 1969 compusó Balada para un loco, una obra de una poética conmovedora y delirante musicalizada por el gran Astor Piazzolla y que hoy es considerado uno de los himnos del tango moderno.
Los amigosHabla con cariño de sus amigos. No conoció a Gardel, son de distintas épocas, pero cree que entre ambos pudo existir una hermosa amistad, porque le han dicho quienes conocieron al Morocho del Abasto que son muy afines en su forma de ser. De Piazzolla dice que era como una fuente de música y que desde siempre supo a dónde iba a llegar con sus creaciones. Otro de sus grandes amigos fue Aníbal Troilo. "Él decía que yo era el hijo que no le había dado la vida. Fue un hombre espiritual, amante de la belleza ". Pero para él, no hay nostalgia ni pasado. Dice que el género está más vivo que nunca. "El tango es de todos. Siempre habrá tangueros". Mientras habla con los periodistas cruza miradas furtivas con Lulú, que lo espera a pocos pasos. A sus 75 años sigue creando poemas y canciones. "Los que no he escrito todavía los voy a escribir".
No hay duda de que en el poeta conviven dos amores inmensos: su mujer y el tango. Por eso no duda al afirmas que "la mejor obra que le he escrito a Lulú es mi propia vida".
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El Colombiano Publicado el 24 de junio de 2008

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